Día cinco. Cambio de la guardia, Abadía de Westminster, Parque de St. James's, Downing Street, Crucero por el Támesis, London Eye.


El día de hoy lo teníamos destinado a la parte más emblemática de Londres: cambio de la guardia en Buckingham Palace, Parlamento y Big Ben, la abadía de Westminster y el London Eye. Era un día para llevar todas las cámaras.

El Big Ben desde Westminster Bridge.Banderas del Reino Unido en The Mall.

Verja metálica del Green Park.Estatua frente a la abadía de Westminster

Tower Bridge

Autobús rojo de la línea 76
Justo en la puerta del hotel tomamos el autobús de la línea 76 que nos llevaría hasta el extremo oriental del puente de Westminster.

Se trata de un recorrido muy interesante, que pasa por la Bolsa de Valores, la catedral de San Pablo, los juzgados de Courts Inn, cruza el Támesis por el puente de Waterloo y acaba en la parada de Waterloo Westminster Bridge Road.

Catedral de St. Paul's desde el autobús de la línea 76Fachada de la Bolsa de Valores desde el autobús de la línea 76

Fachada de los Royal Court of Justice desde el autobús de la línea 76

Aquí nos bajamos y nos dirigimos a cruzar el Westminster Bridge. Es una de las vistas más típicas de Londres. A la derecha, aguas abajo, se pueden ver el London Eye, el puente de Hungerford Bridge, y la estación de Charing Cross.

Noria del London Eye desde el Westminster BridgeOrilla norte del Támesis desde el Westminster Bridge

A la izquierda, aguas arriba, se distinguen el Millbank Pier y el edificio del Parlamento.

Orilla sur del Támesis desde el Westminster Bridge Fachada del Parlamento desde el Westminster Bridge

Y de frente, la torre del Big Ben. O mejor dicho, de la Big Ben. Porque el nombre no hace referencia al reloj, que es el más grande del mundo con cuatro esferas, sino a la campana que da las horas.

Torre del Big BenTorre del Big Ben y fachada del Parlamento desde Westminster Bridge

Tras hacer las correspondientes fotos, seguimos todo recto, cruzamos la plaza de Parliament Square donde a la izquierda divisamos nuestro destino para la tarde, la abadía de Westminster, y llegamos hasta la entrada al parque de St. James.

Parliament SquareCésped del parque de St. James

Se trata de otro oasis de paz y tranquilidad en el mismo centro de Londres. Un lago con unas magníficas vistas a Buckingham Palace (o quizás debería decirse al contrario), unos árboles plagados de aves y ardillas, y unos espacios de hierba fenomenales para aprovechar los rayos de sol estivales.

Vista del London War Rooms desde el parque de St. JamesPuente sobre la laguna del parque de St. James


Vista del Palacio de Buckingham desde el parque de St. James

Atravesamos este encantador parque, y llegamos hasta The Mall, la gran avenida que conecta Buckingham Palace con Trafalgar Square. Convenientemente engalanada para el desfile del cambio de la guardia con numerosas banderas del Reino Unido, la calle enfila rumbo a Buckingham Palace, que preside majestuosamente la avenida.

Bandera del Reino UnidoPaseo de The Mall preparado para el desfile del cambio de la guardia

Se acercaba la hora del cambio de guardia, y debíamos tomar una decisión. Hay dos opciones.

Victoria Memorial y Palacio de Buckingham

La primera es quedarse en el monumento del centro de la rotonda, donde vais a ver cómo la guardia llega desfilando por toda la avenida de The Mall, así como la entrada de otro regimiento por Buckingham Palace Road. Aquí apenas si podréis ver el cambio de la guardia propiamente dicho que se realiza dentro del recinto del palacio.

Desfile del cambio de la guardia a lo largo de la avenida The MallDesfile del cambio de la guardia a lo largo de la avenida The Mall

Victoria MemorialCambio de la guardia tras la verja de Buckingham Palace

La segunda opción es intentar coger una buena posición cerca de la valla (primera o segunda fila), para poder ver todas las maniobras que realizan los soldados.

Cambio de la guardia tras la verja de Buckingham PalaceCambio de la guardia tras la verja de Buckingham Palace

A pesar de que llegamos con casi media hora de antelación, la segunda opción era ya completamente imposible. Una gran multitud se concentraba detrás de las vallas, por lo que sólo pudimos acceder al monumento de la rotonda central.

Cambio de la guardia tras la verja de Buckingham Palace

Desde esta posición , pudimos contemplar la llegada de la guardia a lo largo de The Mall, así como también de otro escuadrón que vino por Buckingham Palace Road. Una vez que se acercaron al palacio, fue casi imposible ver nada más, dada la cantidad de gente que se agolpaba para ver el espectáculo.

Cambio de la guardia en Buckingham PalaceCambio de la guardia tras la verja de Buckingham Palace

Sí se podían oír, que no distinguir, las órdenes que iban dando los mandos a los soldados para el cambio de puestos. Las pocas fotos que pudimos tomar desde nuestra posición las conseguimos subiendo los brazos lo máximo posible, y disparándolas de esa manera.

Cambio de la guardia en Buckingham PalaceCambio de la guardia en Buckingham Palace


La ceremonia se prolonga unos 40 minutos. Dado que no conseguimos ver gran cosa, decidimos salir de la rotonda central y tomar un café en un bar del Green Park. Para los que estén interesados en aprovechar este día para visitar el palacio de Buckingham, podéis visitar este enlace.

Parque de St. JamesParque de St. James

Cuando abandonamos este lugar para dirigirnos hacia la abadía de Westminster, nos encontramos con el relevo de la guardia que volvía al cuartel, y fue cuando mejor y más de cerca pudimos admirar su elegante vestimenta.

Desfile de los beefeaters tras el cambio de guardia en el Palacio de BuckinghamDesfile de los beefeaters tras el cambio de guardia en el Palacio de Buckingham

A la vista de ello, quizás hubiese sido mejor haber madrugado un poco más y haber cogido sitio en la verja, ya que después existe la posibilidad de ver el desfile de vuelta sin agobios. O también haber visto el cambio de la guardia montada, como nos habían recomendado.

Desfile de los beefeaters tras el cambio de guardia en el Palacio de Buckingham

Atravesamos nuevamente St. James Park y llegamos hasta Parliament Square, donde pudimos observar el precioso edificio-mansión de Dean's Yard, y nos pusimos en la cola de la entrada a la abadía.

Parliament SquareEdificio mansión de Dean's Yard

Aquí estuvimos unos 20 minutos en la cola (esta vez la entrada no era libre, sino que tuvimos que pagar). Una buena oportunidad para admirar la fachada y la torre de St. Margaret's Church.

Portada de la Abadía de Westminster

Al igual que en el resto de sitios de pago, no se pueden hacer fotos. Así que, liberados de la tarea de inmortalizar todo aquello que nos gustaba, pudimos admirar el interior de esta magnífica abadía con más tranquilidad. Además, cogimos unas audioguías para los niños, con el fin de que les resultase más amena la visita.

Iglesia de St. Margaret's Church y cola de entrada a la Abadía de Westminster

Destacan las innumerables tumbas de personajes célebres que están enterrados en este lugar. Estuvimos buscando especialmente aquellos que más atractivos pudiesen resultar para los niños: David Livingstone, Isaac Newton, Haendel, Charles Dickens, Purcell, Charles Darwin.

Fachada principal de la Abadía de Westminster

También nos gustó a todos la magnífica capilla de Enrique VII, con sus banderas y escudos. Y posteriormente pasamos al claustro, donde visitamos sus salas anejas. Puedes ver todo lo que te encontrarás en el interior de la abadía en este enlace.

Fachada principal de la Abadía de Westminster

Y tras una hora y media, y con los niños ya un poco cansados, procedimos a abandonar este magnífico edificio.

Fachada principal de la Abadía de Westminster

Era hora de comer, y habíamos pensado para esta ocasión hacer un pic-nic en un parque, al más puro estilo inglés.

Pradera del parque de St. James

Así que buscamos un establecimiento donde nos vendieron unos sándwiches, compramos bebidas, y volvimos de nuevo a St. James’s Park.

Lago del parque de St. James

El día era soleado, así que buscamos una agradable sombra en el césped. Disfrutamos de este improvisado almuerzo, y tras descansar un poco, nos dirigimos por la esquina noreste, nuevamente hacia The Mall.


Parque de St. James


Cruzamos el arco del Almirantazgo (Admiralty Arch), donde buscamos la famosa nariz, aunque sin éxito. En una de sus columnas el arquitecto esculpió una nariz, dicen que en honor de Eduardo VII, quien al parecer gozaba de un apéndice prominente.

Arco del Almirantazgo desde The MallDetalle del arco del Almirantazgo


Detalle del Arco del Almirantazgo Detalle del Arco del Almirantazgo

Pasamos por Trafalgar Square, y bajamos por Whitehall para llegar a Downing Street. En el camino nos encontramos con la calle de Scotland Yard. No conseguimos ver ninguna cámara de seguridad, pero aún así nos sentimos un tanto vigilados...

Calle de Scotland Yard en LondresCalle de Scotland Yard en Londres


Guardia del Cuartel de Caballería

Seguimos bajando por Whitehall, y a la derecha nos topamos con el patio del Royal Horse Guards (Cuartel de Caballería), donde había un soldado de guardia, que posaba impertérrito ante todos los que nos hacíamos fotos a su alrededor.

Finalmente llegamos a Downing Street. En la entrada de la calle había una verja que impedía el paso al personal no autorizado, y sobre la que nos agolpábamos los curiosos para hacer fotos de esta famosa calle.

Downing StreetDowning Street

Había también una cola de gente para pasar el control de la policía. Probablemente estarían invitados a algún tipo de recepción o algo por el estilo.

Cola de acceso a Downing Street

Seguimos calle abajo hasta el puente de Westmister, que debemos cruzar puente para dirigirnos hasta el London Eye, no sin antes volver a fotografiar el Big Ben.

Torre del Big BenTorres de la Abadía de Westminster

Ya en la otra orilla, aprovechamos para hacer unas cuantas fotos al Parlamento, que nos ofrece una vista muy interesante desde este lugar, aunque con la pega de tener el sol enfrente.

Torre del Big Ben, Casa del Parlamento y Puente de Westminster desde la orilla sur del Támesis

Noria del London EyeEra hora de montar en el London Eye. Existe la posibilidad de reservar con antelación las entradas a la atracción, ahorrándote unas libras. El problema es tener que decidir con anterioridad qué día vais a visitarlo, y dado que el tiempo es tan variable en Londres, es aconsejable realizar la visita un día que vaya a hacer buen tiempo. Por ello nosotros optamos por no hacer la reserva por anticipado. Así que pasamos por las taquillas (a estas horas de la tarde apenas nos costó 5 minutos de cola, pese a lo que habíamos leído al respecto), y adquirimos el billete conjunto de espectáculo 4D, noria y crucero por el Támesis. Empezamos con la película 4D, que apenas dura unos minutos, pero que resulta entretenida.

Salimos del bonito edificio del County Hall, que es donde se encuentran las taquillas, y como todavía el sol estaba bastante alto, decidimos realizar primero el crucero. Así que fuimos hasta la dársena, para montar en el ferry.

En los diez minutos que tardamos en montar, miramos de reojo la noria que tenemos al lado, y donde subiremos dentro de una hora.

Noria del London Eye

El recorrido en barco es bastante ameno, al menos si eres capaz de entender lo que va contando la guía en inglés. Si no, hay audioguías en varios idiomas a disposición de los viajeros. Además, si quieres echar buenas fotos, es ecomendable que te sientes lo más adelante posible.

House of the ParliamentParlamento y Big Ben desde el crucero del Támesis

Sale el barco remontando el Támesis, en dirección Sur. Pasa por debajo del puente de Westminster, y puede admirar entonces el Parlamento y el Big Ben desde el agua.

Parlamento y Big Ben desde el crucero del Támesis

Aquí da la vuelta, y sigue su recorrido aguas abajo. Pasamos nuevamente por delante de la noria, admirando desde el agua su altura (con cierto temor por parte de los más pequeños), y seguimos el recorrido.

County Hall

Cruzamos por debajo del puente de Hungerford Bridge.

Puente de Hungerford BridgePuente de Hungerford Bridge

El río gira hacia el este, y podemos contemplar la silueta de los barrios nuevos.

Rascacielos del barrio financiero de la City

Edificio de la compañía OXOA la derecha dejamos el edificio OXO, célebre por sus ventanas con forma de letra, con las que los dueños de la empresa de sopas burlaron la prohibición de que hubiese ningún tipo de publicidad de cara al río.


El barco cruza por debajo del puente de Blackfriars, a cuyo lado se pueden ver las columnas de un proyecto de puente que se iba a construir a su lado, y que finalmente se abandonó (en todas partes hay obras a medias...)

Puente de Blackfriars

Puente de BlackfriarsPuente de Blackfriars

Dejamos a un lado las galerías Grabiel's Wharf, y también la Tate Modern, todo ello en la orilla sur.

Edificio de la galería Tate Modern de Londres

Pasamos también por delante del navío de Sir Francis Drake, expuesto en tierra firme, y de la reproducción del teatro de Shakespeare, reconstruido a unos 100 m. de distancia de su ubicación original.

Reproducción de The Globe, el teatro de Shakespeare

Lo siguiente que nos encontraremos será el barco de la armada británica HMS Belfast. Es visitable, y bastante interesante (puedes clicar aquí para ver la web del mismo), pero a nosotros no nos dio tiempo de verlo en los siete días que estuvimos.

Acorazado HMS Belfast de la armada británicaAcorazado HMS Belfast de la armada británica

A lo lejos podemos visitar la torre Shard, el nuevo edificio emblemático de Londres, que pasa por ser el edificio más alto de Europa occidental.

Torre ShardTorre Shard

Pasamos por debajo del Tower Bridge, y llegamos así a la mitad del recorrido. Aquí, a la vera del nuevo Ayuntamiento de Londres, obra de Norman Foster, y con forma de huevo, el ferry da la vuelta para regresar al punto de partida.

Vista del Tower Bridge, con la Torre Shard al fondo


Ayuntamiento de LondresAyuntamiento de Londres

Nuevamente cruzamos el maravilloso puente de Tower Bridge, también visitable, y que dejaríamos para el siguiente viaje a Londres.

Puente de Tower Bridge


Dejamos a mano derecha la Torre de Londres que visitamos el día anterior, y seguimos fijándonos esta vez en las atracciones de la margen izquierda. Entre ellas encontramos los nuevos rascacielos de la City.

Torre de LondresRascacielos de la City


Ahora vamos a cruzar el London Bridge. Muchos confunden este puente con el Tower Bridge. Es un puente funcional, sin nada de ornamento, y bastante moderno, ya que el antiguo fue comprado por un multimillonario estadounidense que lo instaló en un lago próximo la ciudad de Lake Havasu City, en Arizona, donde se puede visitar actualmente.

Arcos del London Bridge

Ahora pasamos por debajo del puente peatonal del Millenium Bridge, rezando por que no se nos caiga en la cabeza mientras lo atravesamos. Se trata de un puente que une la Modern Tate Gallery con la catedral de St. Paul. Tiene como particularidad que los cables que lo sujetan están por debajo, y no por encima del puente.

Cúpula de la catedral de St. PaulEl Millenium Bridge

El día de su inauguración estuvo a punto de caerse. Según las personas que tuvieron la mala fortuna de atravesarlo en su día, por culpa de un defecto en el diseño de Norman Foster. Según éste, debido a la extraña forma de andar sobre él que tienen los londinenses...

El Millenium BridgeEl Millenium Bridge

En todo caso, no deja de ser un puente bonito para ver y fotografiar, sobre todo por la perspectiva que presenta con la cúpula de la catedral de St. Paul al fondo.

Seguimos con el crucero, para pasar por delante de los jardines de Victoria Embankment Gardens y el obelisco egipcio de Cleopatra's Needle, que no encontró mejor acomodo que este lugar, frente al Támesis.

Cúpula de la catedral de St. PaulVictoria Embankment




Victoria EmbankmentLa aguja de Cleopatra


Se aproxima el fin del trayecto, el barco atraca en el muelle, y nos disponemos a subir a la noria. En el mostrador de la taquilla nos habían indicado que había un pase directo para los que cogíamos la entrada conjunta a la noria y el barco, así que buscamos ese acceso directo.

Noria del London EyeCabina de la noria del London Eye

Pero no lo encontramos. No sé si se trató de que ya era un poco tarde, o si es que no nos entendimos con la persona que nos atendió en el mostrador. El caso es que nos tocó ponernos a la cola.

Cola de entrada a la atracción del London Eye

En un principio asusta un poco toda la gente que está esperando, pero la verdad es que avanza muy rápidamente. Como en cada cabina entran unas 20-25 personas, apenas si tardamos unos 10 minutos en montar.

Cabina de la atracción del London Eye

Los niños, que tenían ciertos temores sobre cómo entrar en la cabina, ya que ésta está funcionando continuamente, vieron que se podía acceder a ella sin problemas.

Vistas de los Jubilee Gardens desde el London EyeVistas desde el London Eye

Si bien es cierto que la hora no era la más indicada para disfrutar plenamente de la vistas, pues el sol aún estaba bastante alto y entorpecía la visión hacia el oeste, la verdad es que aún así el espectáculo desde arriba era bastante interesante.

Vistas del Hungerford Bridge desde el London EyeVistas del Hungerford Bridge desde el London Eye

Como las cabinas están bastante cubiertas y el movimiento de las mismas es apenas imperceptible, no da ningún miedo montar en la noria. De hecho, los niños disfrutaron bastante del viaje, y también se animaron a echar algunas fotos.

Vistas desde el London EyeVistas desde el London Eye

Vistas de la Torre Shard desde el London EyeVistas del edificio del Parlamento desde el London Eye



Vistas de la Torre del Big Ben desde el London EyeVistas del edificio del Parlamento desde el London Eye


The Old County Hall desde el London EyeVistas desde el London Eye

Salimos de la noria, y nos propusimos dar un paseo por la vera del Támesis. Hay un agradable paseo peatonal, en el que te pueden encontrar todo tipo de eventos y actuaciones.

Puesta de sol en LondresHungerford Bridge

Así, por ejemplo, nos encontramos con un coro de estudiantes que cantaban como los ángeles.

Coro de estudiantes inglesas

Árboles adornados cerca de Gabriel's WharfPasamos también al lado del centro comercial donde se integra el Royal Festival Hall, lleno de terrazas al aire libre, que estaban abarrotadas en estos días calurosos de verano, y seguimos avanzando un poco más, hasta dar con Gabriel's Wharf. Aunque las tiendas ya estaban cerradas, encontramos un pub acogedor donde cenamos estupendamente en unas mesas al aire libre.


Salimos del restaurante, ya de noche, y seguimos paseando por la ribera sur del Támesis, hasta que atravesamos el río por el puente de Blackfriars.

Vista del Támesis por la noche

Aquí cogimos el metro, en la estación de Blackfriars, para volver al hotel.


















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