Día ocho. Catedral de St. Paul's, la City. Heathrow, viaje de vuelta a casa.

Bueno, pues estamos en el octavo día en Londres...

Pero, ¿cómo? ¿Esto no era ‘La vuelta a Londres en siete días’? ¿Y estamos ya en el octavo?

Bueno, la verdad es que cuando empecé a escribir este relato, pensé en llamarlo ‘La vuelta a Londres en ocho días’. Pero lo cierto es que el primer día aterrizamos en Londres a las 14:00 horas (hora local) del jueves, e íbamos a abandonar la ciudad a las 15:00 horas del jueves siguiente.

Hora de llegada a LondresHora de salida de Londres

La verdad es que en Londres sólo estamos 7 días y una hora, y dado que soy especialmente alérgico a esa publicidad que suelen realizar las agencias de viajes: ‘4 días y 3 noches’, en las que te pones a mirar las horas de salida y de llegada, y realmente el viaje se queda en ‘2 días y 3 noches’ efectivas, me decidí por ajustarme al tiempo real que íbamos a estar en Londres.

Así que vamos a por la última jornada. Nos despertamos un poquito antes que los otros días, para dejar preparada la maleta. Como no teníamos que abandonar la habitación hasta las 12:00, íbamos a poder aprovechar la mañana visitando la City.

Cúpula de la catedral de San Pablo en Londres

Así que salimos del hotel y nos dirigimos en metro hasta la estación de St. Paul's. Allí nos apeamos y fuimos a ver la catedral de St. Paul. Rodeamos la imponente basílica, admirando su cúpula, que pasa por ser la mayor del mundo tras la de San Pedro en el Vaticano.

Cúpula de St. Paul's cathedralEntrada a la catedral de San Pablo, de Londres

Llegamos hasta la plaza de la fachada principal, donde nos hacemos unas fotos.

Fachada principal de la catedral de San PabloFachada principal de la catedral de St. Paul's

Subimos las escaleras para visitar la catedral, y aunque sabíamos que la entrada no era gratis, tampoco pensábamos que costase tanto. Podéis ver las tarifas e información de la catedral en este enlace. Debido a que teníamos poco tiempo para realizar una visita completa, para subir al pabellón de los susurros y a la cima de la cúpula, determinamos no entrar en el templo, ya que no podríamos amortizar el precio de la entrada. Otra vez será.

Vista de la catedral de San PabloFachada sur de la catedral de San Pablo

Nos dirigimos hacia el río, a través de la calle que sale de St. Paul’s perpendicular al mismo, y llegamos hasta el famoso puente peatonal de Foster, el Millenium Bridge.

Puente del milenio y, al fondo, la Tate ModernRascacielos de la City desde el Millenium Bridge

Con cierto reparo, y tratando de caminar de forma distinta a la que lo hacen los londinenses (ver comentario del día 5), llegamos hasta la otra orilla.

Torres Shard desde el Millenium Bridge

Una vez alcanzada la otra orilla sanos y salvos, pudimos admirar las estupendas vistas que tiene este puente peatonal.

Vista de la cúpula de la catedral de San Pablo desde el puente del MilenioVista de la cúpula de la catedral de San Pablo y del puente del Milenio

Estábamos al lado de la Modern Tate Gallery, otro magnífico museo que íbamos a dejar sin visitar, para así tener una excusa más para volver a Londres. Si estáis interesados en verlo, podéis consultar su web en este enlace.

Seguimos por la orilla sur, hasta que alcanzamos el nuevo Globe, una réplica del teatro de Shakespeare. Había algún tipo de actuación, pero ya no nos quedaba tiempo para verla. Empezábamos a acumular numerosos motivos para una segunda visita a Londres.

Fachada del teatro Globe de ShakespeareFachada del teatro Globe de Shakespeare

Seguimos por el paseo de la orilla, y volvimos a cruzar el Támesis, esta vez por el puente de Southwark Bridge. Ahora nos dirigimos hasta la calle Queen Victoria Street, en pleno centro de la ciudad financiera, la City.

Edificios de oficinas en la Queen Victoria Street, en el corazón de la City


Avanzamos por esta calle, hasta llegar a la plaza donde se encuentra el edificio de la Bolsa de Londres. Se trata de un edificio muy bello, que fotografiamos y dejamos atrás para seguir por Cornhill Street, entre edificios ocupados por distintas sedes de entidades bancarias.

Fachada principal del edificio de la Bolsa de Valores de LondresCornhill Street

Portada de una iglesia en la City londinenseFachada principal de la Bolsa de Londres

Nos aproximamos a la torre elíptica the Pinnacle, obra también de Foster (qué casualidad). Echamos unas cuantas fotos a este edificio que se divisa desde casi toda la ciudad, y volvemos a Moorgate Street, para ir regresando al hotel.

Edificio The Pinnacle, obra de Norman Foster

Ya en la calle Moorgate nos encontramos con una bonita torre coronada por una bandera, que nos indica la entrada al cuartel de la Honorable Compañía de Artillería. Se trata de un cuartel militar en el mismo centro de Londres, perteneciente a la segunda compañía militar más antigua del mundo, tras la guardia suiza del Vaticano. Puedes ver más información en este enlace.

Torre del cuartel de la honorable Compañia de Artillería

Una vez dejado atrás este cuartel, nos topamos con la entrada a un pequeño cementerio, de los muchos que pueblan el centro de Londres. Lo atravesamos, maravillándonos nuevamente de que espacios de este tipo puedan coexistir con el bullicio de las calles de la ciudad.

Cementerio de BunhillCementerio de Bunhill

Dentro del mismo no se oye ‘un alma’, valga la expresión. Mientras respiramos este ambiente bucólico, observamos las distintas lápidas y tumbas, muchas de las cuales datan de varios siglos atrás. En el mismo se encuentran enterrados, entre otros Thomas Bayes y Damiel Defoe, si bien no dimos con ninguna de las dos tumbas.

Tumbas del Cementerio de Bunhill

Tras atravesar el cementerio, cruzamos la plaza de Old Street y regresamos por último vez al hotel. Recogemos las maletas, nos despedimos de los recepcionistas del hotel, y cogemos nuevamente la línea Northern del metro en dirección norte, para repetir el viaje de llegada en sentido contrario.

Taquillas del metro de LondresFuimos a pasar por las barreras del metro con nuestras tarjetas Oyster y, ¡sorpresa!, no funcionaban. Acudimos a la taquilla, y allí nos informaron que si bien las habíamos adquirido el jueves anterior, justo hacía 7 días, a las 16:00 de la tarde, y sólo eran las 12:00 horas, ya estaban caducadas, pues la vigencia de las tarjetas es hasta las 9:00 de la mañana del día correspondiente.


Así que nos vimos obligados a comprar un billete sencillo hasta el aeropuerto. No obstante, tan solo nos costó una libra por persona.

Ahora debíamos coger la línea azul, que nos llevaría hasta el mismo aeropuerto. Debíamos tener cuidado en montarnos en un tren que nos llevase hasta la terminal 5, ya que en otro caso nos veríamos obligados a hacer trasbordo en Heathrow. 

Así que dejamos pasar el primer convoy, y enseguida llegó uno que nos llevaría directos al aeropuerto. Apenas si tuvimos tiempo de fotografiar este par de carteles publicitarios tan graciosos.

Carteles publicitarios en el metro de Londres

Carteles publicitarios en el metro de Londres

A diferencia de lo ocurrido en nuestra llegada, ahora tuvimos que ir un rato de pie con las maletas, si bien en la tercera o cuarta estación ya empezaron a quedar asientos libres, y nos pudimos sentar sin problemas. Esta vez la hora de camino se nos hizo algo más larga...


Máquinas para realizar el check-in en el aeropuerto de Heathrow


Llegamos finalmente a Heathrow. Esta vez hicimos el check-in a través de un terminal informático, y conseguimos situarnos todo el grupo de 8 juntos en el avión. Facturamos las maletas y fuimos a ver dónde comer. Puedes ver en este enlace o en este otro la distribución de el aeropuerto de Heathrow y los distintos sitios de restauración que hay.

Área de espera y paneles informativos en el aeropuerto de Heathrow

Había un montón de locales donde comer, con comida de todo tipo y de todos los precios. Tras comer unos bocadillos con pan recién hecho, fuimos a consultar en los paneles desde qué puerta salía nuestro avión de British Airways.

Curiosamente el nuestro era el único que tenía retraso. Tras una media hora de incertidumbre, por fin salió la puerta de embarque, y nos dirigimos a ella.

Retraso del vuelo de Iberia en el aeropuerto de Heathrow

Pasamos el control de policía, y pisamos tierra británica por última vez. No sé si debido a que nuestro avión había perdido su turno por el retraso, o por qué motivo, lo cierto es que estuvimos cerca de 40 minutos prácticamente parados en las pistas de despegue, hasta que finalmente autorizaron al avión a despegar de tierra británica.

El vuelo fue tan tranquilo como el de ida. Además, en este caso no había nubes, por lo cual pudimos distinguir perfectamente el recorrido que hizo. Salimos de Londres, abandonamos Gran Bretaña por Southampton, pasamos por encima de las islas del Canal, Jersey y Guernesey, divisamos el cabo de Corsen, y nos adentramos en el mar Cantábrico.

La entrada a la península la hicimos por la bahía de Laredo. Una vez en España, en apenas 20 minutos llegamos al aeropuerto de Barajas. En este caso, como el avión llevaba cierto retraso, entramos directamente en la pista de aterrizaje, sin dar ninguna vuelta de aproximación.

Estábamos de vuelta en casa, aunque en el control de aduanas aún se nos escapó un Hello! Ya había terminado nuestro vuelo. O casi.

Cuando fuimos a recoger las maletas (las cuales salieron las últimas, evidentemente), nos encontramos con que una de ellas estaba estallada. Así que fuimos al mostrador de Iberia. 

Allí nos tomaron los datos, vieron los daños de la maleta, que había quedado inservible, y nos facilitaron un resguardo, comunicándonos que en breve se pondrían en contacto con nosotros.

Afortunadamente, el plástico que cubría la maleta era lo suficientemente consistente para que la maleta no se abriese, por lo que llegamos sin problemas al punto donde nos debía de recoger el autobús para llevarnos al aparcamiento.

Llegamos a la parada, y allí estaba el minibús esperando. Así que nos montamos, llegamos al aparcamiento, entregamos los resguardos que nos habían dado hace una semana, pagamos las tasas, y nos montamos en el coche rumbo a casa.

(Como podéis comprobar, aquí ya no teníamos ganas de echar más fotos).

Con esto dimos fin a nuestro estupendo viaje a Londres. Una experiencia que no debéis perderos. Y si os animáis a hacerla con niños, espero que nuestro blog os sirva de guía para que vuestro viaje y estancia sea lo más placentera posible.

Muchas gracias a todos los lectores.

Y gracias en especial a nuestros amigos, que hicieron el viaje con nosotros, y sin cuya compañía y ayuda este viaje no hubiera sido tan fantástico.

La vuelta a Londres en siete días











No hay comentarios:

Publicar un comentario